Eran dulces, como también mostraban un brillo soberbia.
No recuerdo ya el resto de su cara, y nunca conocí su cuerpo. No me fijé en nada mas que esos dos ojos.
Creo que lo que me eclipsó desde el primer momento fue la forma. Me parecían tan familiares que me quede mirándolos, buscando el parentesco con otras miradas.
El color no tenía el gusto de algunas ya probados. Sin embargo me siguieron intrigando toda la clase.
Había algo tan cercano, tan latente, que tenia que sonreír cuando los miraba. Y ella también me sonreía, aunque nunca pude ver su boca. Estoy seguro que sus ojos me sonreían, o quizás me sonreía el recuerdo de la forma de esos ojos, tan parecidos a unos ya enterrados en la memoria.
Dije que me enamoré de sus ojos en esa clase, pero quizás ya los amaba hace una eternidad.
4/2/5
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