29 de agosto de 2005

(#35) María Eugenia

María Eugenia

Maria Eugenia llora.
Ya las vivió todas, pero igual llora.
Ya sabe qué es el sufrimiento y cómo asimilarlo, pero igual llora.
Llora aún sabiendo que ya son incontables las veces que lloró por lo mismo.
Llora con el pecho angustiado y la voz desesperada, como una nena.
Todos piensan que llora como si le hubieran robado el cielo, pero llora porque descubrió que el cielo no existe, y no es la primera vez que lo descubre.
Llora sabiendo que no tiene que llorar, y que nada la va a calmar.

A veces tambien ríe, mientras llora.
El Sol sale tímido para darle esperanzas, y tan cruel como tímido la vuelve a ahogar en noches sin luna ni estrellas.
Y cada vez que ve asomar la diabolica sonrisa del Sol, camuflada entre rayos de ilusiones, ella rie, y piensa qué inocente es este sol, que todavia sale en un cielo que nunca existió.
¿Para qué saldrá el Sol?, se pregunta, si los que no tienen cielo ya no necesitan ilusiones.

Maria Eugenia fuma y se ríe, y es un Sol para nosotros.
Si ella no estuviera no habría Sol, ni cielo, ni nada en qué creer.
Quizás por eso llora: porque nunca encontró el cielo, y sabe que nosotros tampoco lo haremos.

María Eugenia llora porque no existe el cielo, y rie porque nunca le costó tanto encontrar el infierno. Sabe que quizás se encuentre algun día con el pelo hecho cenizas y la cara invadida por los años, llorando nuevamente porque no encontró el cielo, pero ya esta cansada.

Maria Eugenia llora, pero de a poco se olvida de llorar... Quizás asi encuentre por fin su cielo.

Esteban M. Landucci (28/8/05)

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