22 de diciembre de 2011

(#92) Lluvia de verano

El agua besó tardía el cemento.
Tiempo ha que no me visitabas,
dijo la acera sometida al verano.
Había agotado tus vapores.

-Me han esclavizado los vientos.
Lleváronme errante a su antojo.
Pero he vuelto a tu rigidez,
que es la forma que añoraba.

-Me besas mejor que otrora.
Tus labios de poesía
hicieron barro en tierras foráneas
y orgías en las olas del mar.

Pero qué bien besas...

Traes un frío de otras latitudes,
ajenas a las urbes de concreto.
Y tus caricias apaciguan,
porque aun tienes pasión.

-Tú eres mi Macondo.
A nadie ame con tanta agua.
Déjame que me quede contigo
al menos cincuenta años.

Ábreme tus bocas de agua
para anegarte los sentidos.
Quiero ofrendarte charcos
para que reflejes las estrellas.

Doblegaré a los árboles
para que se rindan a tus pies
y ahuyentaré a los autos.
Solo yo te transitaré.

Estás tan sedienta...

-Ya he confiado en tus ardides,
estacionario amor veraniego,
y te has ido de juerga con el sol
dejándome pintado un arco iris.

-Quise ofrendarte una imagen
de lo que quisiera ser para ti.
Al soplarme de tus terrazas
ya no pude ni regar un jardín.

-La liquidez de tu omnipresencia
ya gotea un jazz en los techos.
Los amantes llenan la atmosfera
con mensajes de texto.

Podrías quedarte una semana,
aunque estemos en Enero.
Recuérdame el otoño aquel
que de tanto amor…

Me quedé a oscuras,
desborde mis costas.

Stefano, 22/12/11

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