Resulta que había un chico que por soñar se enamoró, y por enamorarse escribió.
Todos los sentimientos que le suscitaba ese amor infinito los escribía para que todos pudieran ver las maravillas de la vida así como él las veía. Y todas esas cosas escritas, para él tan importantes, se las daba a su amor.
Le escribió cartas, poémas, canciones... Todo lo que pudo escribir, por más lleno de errores e imperfecciones que estuviera, todo se lo entregó; como si se tratara de un corazón. Porque al fin y al cabo, ¿qué es amar? Para él fue dar todo, defectos, virtudes, pasión, dolor.
Un día este chico tuvo que dejar de soñar. Aún así, no pudo dejar de amar.
Ella, la chica, su amor, también dejó de soñar, pero pudo retener consigo su corazón. Sin embargo cuando él quiso recuperar su corazón, sus sentimientos escritos ("las boludeces que escribe", para otros), solo obtuvo una negativa fundada en egoísmos.
Hoy ya no quiere escribir, porque como una vez escribir fue para él enamorarse, hoy escribir es para él soñar, y los sueños llevan al amor. Y por más que sienta que escribir es una necesidad, como soñar o amar, ya no tiene necesidades, porque no tiene corazón.
Ese chico les dice chau y muchas gracias, y dá por terminada una etapa de su vida. Espera volver a verlos pronto, cuando recupere un poco sus fuerzas y sus ganas de vivir, que, tratandose de el, seguramente sea dentro de muy poco ;]
¡Hasta siempre!
Esteban M. Landucci "El Wati"
(23/10/05)
(23/10/05)
1 comentario:
muy bueno tu blog, triste pero muy bueno; cuando gustes considerate invitado a visitar el mio (http://mefisto666.blogspot.com), q tiene un estilo semejante, espero sigas publicando pronto... Mefisto666
Publicar un comentario