Sería una insensatez decir que no estoy triste. Siempre que se mira con los ojos del recuerdo se experimenta algún dolor, porque encontramos irremediablemente que en el pasado estábamos mas lejos de la muerte que hoy. Entonces te veo, y nos veo, ahogados en risas, abrazados en llantos, y los fantasmas que nos rodean, y nuestro barco que se hunde...
Siento la tentación de preguntarme, a mi o a Dios, lo mismo da, si podríamos habernos salvado. Me conformo con la voz del doctor: “Usted no volverá a ser el mismo, pero debe agradecer que aun sigue con vida”. Pero no me alcanza, me busco culpas que el destino me hizo cargar. “No debería haberme subido a ese barco”... A nuestro barco.
¿Qué pensarás vos? Para mí fue un naufragio, una isla desierta durante dos años, siendo otra persona, transformando mi amor en odio, y mi odio en desaliento; una venga en los ojos para un camino con obstáculos que, descubrí mas tarde, era circular.
¿Para vos? Eso me pregunto. Eso, y si te habrán rescatado, o aún hoy das vueltas en la isla circular con los ojos vendados, con esas piedras que arrancan lágrimas cuando las chocás con los pies, y tu cabeza piensa “para qué sigo tratando”. Decís “por amor” y no te crees. No querés amarme, lo odias, porque te duele en los pies, te venda los ojos y no te deja avanzar. Querés que yo te ame, me necesitás para lavarte los pies desangrados y mostrarte el camino, porque ya te enteraste que pude sacarme la venda (tu venda).
Pero ya me fui. ¿Cuánto mas vas a decirme que ya no estoy hasta convencerte? Naufragaste en tu propia isla desierta con los ojos vendados y hace algún tiempo hablas con un fantasma. No te preocupes, a todos nos pasó alguna vez. Así aprendemos a no pedir ayuda, a no creer, y sacarnos solos las vendas de los ojos. Se llama sufrir, y alguna vez obtendrás de ello algo mas que rencor.
Lo desesperante es no depender del tiempo para extrañarnos. Ciertas ausencias nunca permiten mejorar. Pero seguimos viviendo, porque la muerte está esperando al final, y nadie quisiera hacerla esperar demasiado e impacientarla. Quién sabe si sanaremos; este es el cáncer más doloroso: el amor. El olvido es la única medicina conocida, pero no lo cura, solo lo alivia, y te vuelve un miserable que siquiera cuenta con sus recuerdos para sentir. Solo desea y lastima. ¿Es eso lo que hice con vos? Tal vez te olvidé teniéndote aun dentro, y te desee para lastimarte. O quizás solo quería poder lavarte los pies lastimados, ser tu lazarillo y tu santo redentor, como vos querías. Pero me necesitaste cuando ya era un fantasma, y las piedras del camino habían sido tapadas por un arroyo de aguas intranquilas.
No vacilaré en decir que fuiste lo mejor, mientras aun estaba convencido de que la esperanza no era un mal. Y aun así, con los ojos al descubierto, se que podríamos haber sido felices, viviendo engañados. Pero no nos engañemos: no fuimos creados para estar juntos. Primero te necesité y no estuviste, ahora es al revés. Pero no dejes de pelear, algún día vos tampoco vas a necesitar de nadie mas que de vos misma. Y ese día verás lo inútil de olvidar, lo bueno de haber perdido, y tu corazón soltará una sola lágrima, por los buenos tiempos, como lo hace hoy el mío.
Mientras tanto, en noches como esta, me pondré tu venda y miraré con los ojos del recuerdo, y te veré, y nos veré, riendo y llorando, para siempre sepultados en el pasado, donde nunca podrá encontrarnos la muerte, mi amor.
10 de octubre de 2006
1 comentario:
Buena copla a la desgracia
losintrusosdecarlos.es.tl
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