Mártir II
(Emilio Luzbel)
(Emilio Luzbel)
No creas que yo no fui asi; un romantico. Vos misma lo leiste, yo creía en algo superior. Leía las andanzas del Che Guevara y me sentía revolucionario, igual que vos, nada más que no lees, vivis. Al igual que vos, creí que la sola aparicion de alguien destacado podía cambiar el curso de la historia, pero después tuve la oportunidad de chocar contra la realidad, amancipadora de nuestros sueños, y me demostró que lo que veía era solo una porción de la torta.... Un guiño complice para mi conciencia.
Los cambios drásticos, llamensé revoluciones, llamensé reformas, son siempre producto de lo social. No basta un o una aglomeración de almas para transformar lo que, desde hace tanto tiempo, impera. Los condenados lo son, invariablemente hasta la muerte, y esta, la mayoría de las veces, suele presentarse como cruel, y las veces que no, lo unico que tienen de grandiosas son el haber presentado una alternativa inalcanzable para el destino irremediable.
Es así de triste y cruel esta basura. Nunca podremos hacer nada por ellos, ocupados en nuestros propios asuntos, aunque no lo notemos. Ni nosotros, ni nadie. El 'sistema' -como suelen decir los rebeldes- tiene como principal propiedad el no poder ser vulnerado, porque consta de necesidades que no pueden ser desatendidas por estar basadas en el propio ego humano. Entonces, ¿debo considerarte heroe, o algo más triste? Alguien que quiso cambiar lo inevitable, un mártir.
Valoro y reconozco tu esfuerzo, pero ya dejá de poner tu esperanzas en lo que el 'sistema' se encargó de lapidar: la insurrecicción de los desposeídos. Ellos, que no tienen nada, no tienen, sobre todo, el poder de la concientización de su esclavización. Lo sienten como una pena que irremediablemente deben cumplir. Y el que no lo siente así, será deborado por nuestra segregación y desconfianza, por más extraordinarios que sean. Nunca, jamás, los dueños del poder, o la opinión, nosotros, le daremos chance alguna. Y por más que creas que lo estás haciendo, lo que realmente estás ofreciendo es la posibilidad de decir lo que nunca pueden decir, eso que nos hiere profundamente, pero que sabemos imposible de cambiar. ¿Y entonces qué? Los escuchamos como al condenado a la pena capital. Nos enternecemos con ellos, pero preparándolos para eso que inevitablemente los alcanzará: la muerte, la cárcel, o el trabajo alienado. Lo único que podés hacer es escucharlos y poner tu mejor cara, y revalorizar lo que te espera en casa. ¿O vas a ser vos, princesa insignificante ante este poder, pero no ante mi, la que ponga el freno y cambie drásticamente nuestra historica concepción de los que nada tienen?
Estás luchando algo digno, y apelo toda mi esperanza a que seas vos la que logre el impacto necesario, pero al mismo tiempo sé que es la fantasía de todos nosotros: el poder dar el grueso de la torta a quienes más trabajan y sufren para conseguirla, y no quienes se apoderan de ella mediante juegos jurídicos y sociológicos. Es mi responsabilidad decirte que ni tu mordida más feroz al 'sistema' siquiera hará un rasguño. Todo está perdido o, meror dicho, librado a los caprichos del capitalismo, ese dueño de la nueva historia; la futura.
1/1/07
2 comentarios:
"Si supiera qe el mundo acabara mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol". Porque si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano. Creo y entiendo tu ideología, pero no me saques lo único qe me mantiene viva, que es como antes dije, la esperanza, y menos a ellos, su temporaria sonrisa.
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