13 de octubre de 2011

(#86) Independencia


Salí a caminar mi ciudad después de un tormentoso mediodía.

Me albergó el Parque de la Independencia, ese milagroso pulmón enclavado en el centro.
Un parque llovido, con los barquitos estacionados, nostálgicos, con aves en crisis por haber perdido el hogar, mudando de arboles, tapizando el cielo de vida.

Supervivencia, pero vida al fin.

Una pareja de ancianos en sobretodo, que parecen saber moverse en el parque sin necesidad de sol alguno, pasan lentamente por detras del banco donde estoy sentado. Allá tres pibas se sacan fotos. Enfrente unos que parecen turistas también.

Un nene va hasta la orilla con criollitas y los patos se acercan dejando en el lago una ve corta infinita.
El parque entero recibe la ofrenda y se echa a andar. Retoma su ritmo, se presta a las fotos con su mejor sonrisa.

Los pájaros pasaran una noche difícil pero aquí estarán mañana para acompañar el amanecer con sus voces del cielo, callando a los autos para quien los quiera mudos, inexistentes, como si Rosario se fuera para atrás y ya no volviera a hoy.

Miércoles.

Mañana, cuando las horas tengan otro nombre para los hombres, todavía estará Rosario, como la Banda de los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta sonando en mis oídos mientras atardece y pienso que es hora de volver a casa (a alguna casa).

De pronto el sol da su último coletazo triunfal en las copas de los árboles de Balcarce y se retira victorioso, habiendo trascendido la tempestad, a juntar fuerzas para el jueves.


Miro fascinado y siento que la ciudad me pertenece. Como the Fool on the Hill con su colina, seeing the sun going down and the eyes in my head sees the world spinning ‘round.

12 de octubre de 2011

1 comentario:

Leticia dijo...

Que romantico anda Emilio!!!