31 de marzo de 2012

(#94) Home (not that) Alone

Doce de la noche, hora cero.
Pasillo. la adiviné en la luz prendida.
pero ningún silbido acompañó mi llegada.
En el baño -aunque no me creas-,
el rollo de papel lucía marrón claro.
Tiré la cadena procurando que tironee.

Eu Sei Que Vou Te Amar en el celular.
La canté con el corazón aunque no.
O precisamente porque no..

El Trapiche hizo las veces de anfitrión.
Lo encendí. Fui hasta lo que ella llama Cuartito.
En un arrebato de admiración y amor,
devoré el queso de nombre olvidable
que sabiamente guardaba para cuando llegás
y no queda nada. Absolutamente nada.

Mañana debería ir al supermercado.
Al menos fiambre, para vivir de sandwiches.
Algo fácil para cocinar sin su tierna supervisión.

Fumé, pensé y escribí hasta que pude palpar
su verdadera ausencia; los kilómetros.
La sal misma del mar en tus labios. El viento.

Entonces comprendí que la lejanía no era tal.
Mi mirada vagó hasta su sonrisa en las fotos.
Supe que encontraría su olor en el lecho de ayer
y se achicaría este trecho, desandando lo andado.

La recreé volviendo de alguna habitación.
Esta casa, en algún sentido, también eras vos.
Te escuché preguntar ¿Te gusta mi casita?
Y no pude encontrar otra palabra que hogar.

Ahí estás, entre tus tantos libros,
entre Spinetta, Ceratti, Drexler...
Aunque ninguno me guste, todavía.
Y tu dolor y tus bailes de alegría,
aprehendido por las paredes.

31 de marzo de 2012
Stefano.

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